jueves, 9 de septiembre de 2010

Debemos pensar positivamente para vivir en positivo.


P. Gregorio Iriarte, OMI.

Nuestros pensamientos influyen, no solo en nuestra conducta, sino también en nuestro cuerpo. Son nuestros propios pensamientos los que crean nuestro mundo.

La ciencia moderna ha llegado a descubrir que la confianza en sí mismo, el entusiasmo, la ilusión, el optimismo. tienen capacidad para favorecer las funciones superiores del cerebro. Hay que ejercitar la flexibilidad, la tolerancia, la alegría, el buen humor…. Aunque uno sea firme en sus convicciones siempre hay que ser amable con todas las personas.

Una persona que confía en sí misma puede ir mucho más allá de lo que se podría esperar de ella. El pensamiento y la palabra tienen capacidad de interactuar con nuestro organismo y producir cambios físicos muy importantes.

Un pensamiento negativo de sí mismo, escondido bajo un pesimismo agobiante, produce efectos que lesionan las neuronas y afecta a la capacidad intelectual de las personas. Un valioso recurso para solucionarlo es la atención a la respiración abdominal.

Debemos deshacernos de esos pensamientos que nos alteran y que producen en nosotros desánimo, resentimientos, ira, envidia, nerviosismo, angustias…etc.

Es más inteligente y mucho más positivo llevar nuestro foco de atención a la respiración profunda que tiene la capacidad de serenarnos.

Siempre encontraremos razones para justificar nuestro mal humor, nuestra tristeza, nuestro desánimo, nuestro estrés, pero, cuando nos decidimos a querer vivir sin tristeza, sin depresiones constatamos que lo que el corazón ha decidido la mente lo comienza a aceptar.

“Todo ser humano, si se lo propone, llega a ser constructor de su propio cerebro.” (Ramón y Cajal, Premio Nobel de Medicina)

Nuestras propias emociones hacen cambiar nuestras propias percepciones. Vemos al mundo desde lo que somos.

¿Por qué nos cuesta tanto el cambiar…?
Nos instalamos en la falsa seguridad de lo conocido. Sin embargo, debemos salir de esa zona perezosa y conservadora. La mayor parte de los actos de nuestra vida se dejan llevar por el inconsciente.

El muy grande el poder de nuestra mente. Debemos cambiar los hábitos de nuestro pensamiento abriendo horizontes mucho más positivos.

Si llegamos a aceptarnos plenamente por lo que somos y por lo que no somos, es señal de que estamos en el camino de un auténtico cambio. La aceptación de sí mismo, con todas nuestras cualidades y defectos, es el núcleo principal para nuestra real transformación.

(Pensamientos del Dr. Alonso Puig).

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